La cafeína y sus efectos

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Todos hablamos de la cafeína, ese componente responsable del toque de amargo en el café que en el microscopio aparece con un aspecto irreconocible, y cuyos efectos van más allá del sabor. Se encuentra en el café, el té, el té verde, el chocolate, las bebidas a base de cola y el guaraná y el mate, que se obtiene de arbustos originarios de Sudamérica. ¿Pero cuáles son sus efectos?  A lo largo del día, el cerebro aumenta los niveles de adenosina, que al alcanzar el umbral de concentración, se enlazan con receptores enviando señales soporíferas al cuerpo. La cafeína bloquea el efecto de la adenosina , lo que les permite a los estimulantes del cerebro funcionar sin obstáculos.
Dicen los expertos que en la cafeína hay muchos efectos beneficiosas para la salud, y entre otros se le atribuye el poder antioxidante que protege el cuerpo contra productos químicos dañinos llamados radicales libres. Estas moléculas causan el envejecimiento y se asocian con enfermedades cardiacas y con el cáncer. Estudios muestran también que los bebedores de café tienen un riesgo reducido de padecer Alzheimer, Parkinson, diabetes tipo 2 y muchas otras enfermedades.
Por contra, la cafeína estimula el sistema nervioso central y por tanto su uso regular puede provocar una leve adicción física, hasta el punto de que el síndrome de abstinencia de la cafeína ha sido reconocido como trastorno mental.
La cafeína empieza a tener efecto 10 minutos después de su consumo La concentración de cafeína en la sangre alcanza la mitad de su máximo en el plazo de 10 minutos, lo que es suficiente para empezar a tener efecto. La cafeína alcanza el máximo en la sangre en 45 minutos y el efecto puede continuar por un periodo de entre tres y cinco horas, dependiendo de las peculiaridades individuales de cada metabolismo.
Hay que conocer también los momentos en los que el café no es necesario. En contra de lo que se cree, es conveniente dejar pasar un tiempo después de levantarse hasta tomar el primer café. Esto se debe a que cada vez que uno se despierta su cerebro produce cortisol, una sustancia química natural que ayuda a mantener el vigor. Así que aunque mucha gente se tome un café al despertarse, de hecho no lo necesita. Lo mejor es esperar hasta que los niveles de cortisol bajen.
La cafeína fue descubierta a principios del siglo IX en Alemania por el joven médico Ferdinand Runge. Ya desde entonces se conoce que estimula el sistema nervioso central, mantiene despierta la atención y el humor, ayuda a la respiración y la digestión y atenúa la sensación de hambre, por lo que puede ser de ayuda en las dietas.
Algunos estudios sugieren que una taza de café puede ayudar a calmar los síntomas de la migraña, y estudios recientes han desmontado viejas creencias: en dosis razonables el café no afecta al sueño ni daña el corazón. Puede, en cambio, ayudar en la acción preventiva de algunas patologías como se ha apuntado con anterioridad.
Y finalmente, conviene saber el contenido de cafeína de cada variedad. Entre las mezclas, las que son 100% de pura Arabica tienen un índice medio de cafeína alrededor del 1,3%, la mitad que las mezclas de Robusta. Y ahora, con todos estos datos, a disfrutar del café en las dosis que más nos convengan.

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