El café y la responsabilidad social de los productores

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Hay un café producido en una finca de Guatemala que está causando sensación en Estados Unidos, de donde proceden pedidos a los que la compañía apenas puede atender por su producción limitada. La calidad es la razón de esa demanda, pero también la responsabilidad social de la empresa. Arturo Aguirre, padre e hijo, son los propietarios de la finca El Injerto, donde además de producir uno de los cinco mejores cafés del mundo, el Stumptown Grand Cru, se dedican a velar por la calidad de vida de su entorno. Centros de salud, escuelas y guarderías están al alcance de la comunidad local gracias a la implicación de los Aguirre. Y no sólo eso, recientemente han instalado una planta hidroeléctrica que alimenta la finca y el pueblo anexo.

Los Aguirre, ganadores en diverses ocasiones de la Taza de Excelencia, producen un café especial por sus mezclas de la variedad Gesha, un cultivo descubierto en 1931 en una recóndita cadena montañosa de Etiopía, que se fue trasplantando hasta llegar a mediados de los cincuenta a Centroamérica.

Gesha sigue siendo una rara y famosa variedad tradicional etíope conocida tanto por su exquisito carácter como  por su temperamento y sólo los productores más pacientes y meticulosos tienen la capacidad de sacarle todo el partido. El suelo, el clima, la formación constante de los recolectores, y sus garantías laborales son en gran medida las causas del éxito de cada cosecha de esta variedad de café. Este 2015 una parte de la cosecha ha resultado especial por unas matas excepcionales, pero ese lote es tan especial como limitado, sólo 500 kilos que están representando una fiesta para los consumidores afortunados. Los paquetes de prelanzamiento se los han quitado de las manos a los distribuidores.

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